La construcción de cualquier edificación es un proceso complejo, tiene diferentes etapas y exigencias legales, las que deben ser cumplidas minuciosamente, puesto que las acciones contractuales cumplen plazos específicos.
En este sentido, es la Inspección Técnica de Obra (ITO), una herramienta que permite la supervisión del cumplimiento de estos contratos y exigencias legales. Esta alternativa es solicitada por el mandante y sirve para asegurar calidad y eficiencia en el desempeño de todos los periodos de la construcción, en torno al proyecto que ya está aprobado.
En nuestro país, la Ley General de Urbanismo y Construcciones precisa a los Inspectores Técnicos de Obras (ITO) como los responsables de supervisar que todo se ejecute conforme a las normas y las características de los permisos aprobados.
Junto con esto, deben asegurar que durante la ejecución de la obra se cumpla con los proyectos de arquitectura, cálculo estructural y de especialidades, incluidos los planos y sus especificaciones técnicas, teniendo incluso facultades para ordenar demoliciones parciales.
Esta labor es fundamental y, por ello, es obligatoria en edificios de uso público. Por su parte, en construcciones privadas, es utilizada cuando el inversionista necesita asistencia técnica para controlar el avance, la calidad y el cumplimiento de plazos en el proyecto.
FUNCIONES GENERALES
Quienes realizan este trabajo pueden dividir sus responsabilidades en dos grupos de exigencias: administrativas y técnicas.
Las administrativas se enfocan en aspectos financieros, plazos y normativas legales. Son más bien labores de carácter temporal, las cuales culminan una vez finalizado el contrato.
En tanto las técnicas, son las tareas emanadas del proyecto y su ejecución, teniendo un efecto permanente, y precisan la estabilidad, durabilidad, habitabilidad y estética del edificio.
En Auster contamos con este servicio que permite asegurar la calidad de la construcción, así como cumplir con plazos e incluso agilizar procesos.
